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miércoles, 22 de diciembre de 2021

Con Yiley en el atelier no puedo escribir porque estoy enamorado y descubro que es hipocondríaca

 Viajo en tren sin tapabocas porque tengo mucha calor

Hablo con Yiley por whatsapp

Está sentada en la sala de espera de un hospital

Hizo como 7 veces esto este año

Se lo digo

Se enoja

Mientras leo pienso en mi amigo lejano Hormigonio

Pienso en los mensajes por "trabajo" del grupo de "trabajo" del whatsapp

Que dice que hoy conoceremos a Pablo

El novio de la chica más linda del atelier

El novio del que se habló todo el año

Sin conocerlo

Sin presentarlo

Ocultandolo

El que le decora los dias a la chica más linda del atelier

El que difumina sus ansias y ese gesto maleducado cuando dice qué asco

Hoy veremos a Pablo

El que mete su verga en la concha de la mujer mas linda del atelier

El que mete su enorme verga en esa delicada conchita hasta hacerla acabar

Donde la pintura se fusiona

Donde los colores se mesturan

Yo puedo decir que conocí a Pablo

Y le robé la novia

Porque mi novia es la chica màs linda

Del atelier

Entonces me entretengo en el tren boceteando esto en medio de la sofocación y se lo envío, titulandolo

QUE MIERDA ME IMPORTA LO QUE HACE LA GENTE

Y dice así:



viernes, 1 de octubre de 2021

Poemas Genoveva Grisolía (1949) y desencuentro poético

 Mak Donal (2021) 

Poemas de Genoveva Grisolía de su próximo libro editado por la editorial El Tropezón. 














Geno junto a la poeta Yiley y el magnánimo editor Juan Kuatruly
Nota mia: dias mas tarde de la firma del contrato saldría este video antipoético



sábado, 17 de julio de 2021

La cosa empezó así

Salgo de casa casi siempre con la misma sensación de que me olvido algo. Pero no sé qué es. Yiley me diría tajante:

-La dignidad.

Pero tampoco. Porque lo que olvido es algo que creo no busco, ni tampoco encuentro. Entonces me dije para mi mismo que no importaba todo eso y que me enfocara en lo que tenía que hacer para sacar el día adelante. Llovía y el tiempo estaba para quedarse en casa en la cama, calentito, soñando esos sueños que se olvidan nada mas levantarse, quedando la imagen de que fueron hermosos. Tomé el tren a horario y viajé hacia el trabajo. Tareas diarias. Automatizado. Sistematizado. No sé que me pasa. No estoy bien. No coordino. No actúo. No vale quejarse y decir que el jefe y sus poderes para parecerse a Dios. Sus lacayos lambiscones. Reuniones inncesarias. Administración innecesaria. Vida innecesaria. No. Estoy dormido, zombi. Asi estuve hasta que se hizo la hora de la salidad y me fui a la mierda. Queria hacer lo mismo que venía haciendo todos los fines de semana. Devolverle mi sueldo a la sociedad. A la empresa que me contrató. A mis compañeros. A mi familia. Que desastre soy. Lo primero que hice fue ir de librerias a la calle Corrientes. Miré mi celular. Youtube me recomienda cosas de gente esquizofrénica. Nada nuevo tampoco. Un par de libros al azar. Libros que ya tenía físicamente o descargados en el celular con la intención de tenerlos nuevamente o por primera vez físicamente o regalarlos ante una eventual circunstancia para regalar libros. A veces, casi siempre, eran libros que me hubiese gustado no pagar. Miradas desconfiadas de los libreros ante mi acechantes ansias de afanar. Después de dos o tres librerías me fui al Kentocky, un lugar donde hacen pizzas y empanadas y siempre me cobran mas caro que lo que dice la cartelera de los precios. Me senté en la barra. Pero no comi ni empanadas ni pizza sino que tomé dos botellas de cerveza con unos maníes. Como se paga antes de consumir no me quedó claro cuanto salieron realmente las cervezas. Tampoco llevaba ma cuenta de lo que había gastado en las librerias. Pensé que deberia haber contado cuanta plata tenia antes de entrar en el derroche. Pero tampoco era tanto derroche. Salí de ahi y le compré al vendedor de voz grave del teatro unas garrapiñadas y unas tutucas. En el kiosco de la esquina le compré al paraguayo que Yiley coqueteaba un six pack de Brahama. Y sin saber si se escibe asi fantasié con la idea de escribir una historia que se llamara Los vagabundos de la brama. Pero rapidamente me empecé a criticar mi falta de mundo, mi ingenuidad, una especie de culpa de clase, de pertenecer a una clase y querer hablar de otra sin pertenecerlo. Hablo de los vagabundos no de la cerveza. Que mas daba. Nos quedamos hablando con el paraguayo un rato sobre el dia, sobre la noche que se venía, sobre el tiempo. Y me despidió con un simple, claro y conciso:

-Tiene que llover.

O tal vez fue eso lo último que escuché. La ciudad parecía mas lenta. Mas pausada. La llovizna caía despacio como si cayera en camara lenta. Empecé a caminar mas rapido tomando la cerveza. Di la vuelta. Volví al kiosko y le pedí al paraguayo una lapicera y una libretita. No tenia libretita. Dame un papel, algo. No tengo nada. Me sacó de las manos la lapicera. Cien pesos. Cien Pesos! Me fui a la mierda. Maquiné un rato si la gente me veía la cara o qué. Queria escribir un poema que había pensado para Yiley. Y no tenia lapicera. La lapicera no me pertenecía. Lapicera. Birome. Se me habia caido. Se me habia de alguna manera caido la compra de la birome y eso significaba que ella se estaría acordando de mi. Como cuando se te cae algo y enseguida la primer letra de lo que se te cae es tambien la primer letra del nombre de la persona que se está acordando de vos. La Yiley. Por un segundo pensé que estaba perdido. En todo sentido. Que nada tienía sentido. Todo estaba exageradamente pantanoso. Enseguida me ubiqué con el poema escrito en mi cabeza imaginandome el sentido de los subtes. Y lo escribí mentalmente, pensando desde abajo, como se veian las cosas acá arriba...Y se escapa y camina hacia un tren vacío donde otro hombre llora por ella...

Era una galería que se subía por un ascensor. Jamás supe donde podrian estar las escaleras. Hasta llegué a pensar que no habia y que ante un eventual corte general de luz la gente se quedaria atascada. Pero estos lugares tienen generadores automaticos, asi que eso nunca pasa. Pero y si ese dia en ese momento no está el que genera automaticamente la luz. De seguro algunos vecinos residentes lo sabrian enchufar. Y si no habria residentes en el lugar y era toda gente de paso. Seria la condición sine qua non para entrar al lugar. Llegás desesperado buscando un departamento a las 12 de la noche y te dicen que tenés que saber que hay que enchufar el generador automático por si se corta la luz. Pero y si es automático por qué tiene que enchufarlo alguien. Aparte nadie busca un departamento a las 12 de la noche. En fin, pensaba siempre en eso mientras el seguridad me revisaba la mochila llena de libros, me sanitizaba y me dejaba entrar al ascensor para subir. Esa noche no iba a ser asi. 

Llegué y no habia seguridad ni nada porque la galeria estaba cerrada por unas persianas y no se podia entrar. No habia forma. Pensé en la gente adentro. Pero no. Definitivamente no podia haber nadie adentro. Tendria que ser toda gente de paso. Saqué el celular. Tenía 108 llamadas por whatsapp perdidas de Yiley en un rango de 5 minutos. Hice la cuenta. 10 llamadas por segundo, 100. No me daba. Cuantas veces dejó sonar el tono. Cuánto azar hay en este mundo. Entré a Whatsapp. Ella estaba en línea. Le mandé un audio. Lo vio pero no lo leyó. Le mandé un mensaje. Ya no lo leyó. A pesar de que seguía en línea. Pensé en la línea poética que nos separaba y nos unía como un maldito juego. La llamé. Me rechazó la llamada. La llamé de nuevo. Me rechazó de nuevo. En eso salió una chica con un parlante escuchando L-Gante. Una chica hombre. Quién carajo nos enseñó a desear? Quién será la próxima persona que nos rompa nuestro precioso corazón. La frené:

-Disculpe, señorita, está abierto este lugar?

Pero el ruido de la musica hizo que no me escuchara y no me diera bola. De repente alguien me tocó el hombro. Era Yiley.

-Vamos hermoso- me dijo con su inconfundible dulce voz, tan suave y angelical.

Y caminamos entre la llovizna, como si estuvieramos caminando a la luz de la luna, corriendo la noche. Mirando sus ojos hipnóticos de fuego me di cuenta de que si seguía así tarde o temprano iba a estar con el agua hasta el cuello. Si es que ya no lo estaba. 

miércoles, 19 de mayo de 2021

Pancho Aquino

 La primera vez que escuché su nombre fue por un compañero llamado Fede Kell que me dijo: está ahí en esa mesa. Curiosa historia la de Fede, de pasar a ser el hazmereir de la escuela a ser capitan de una nave en Canadá y manejar a la perfección inglés y francés. Me acuerdo que una vez, antes de ir a un cumpleaños, mi mamá me llevó  a su casa y cuando llegué estaban Mati, el mejor amigo de Fede, y Patricio, el hermano de Fede. Tendríamos 11 años. Cuestión, algo que nunca conté, el hermano nos mostró un prototipo de un tren en una maqueta, hecho a escala, con motor y cables y montañas asi como en la película de Stuart Little o Una noche en el museo. Patricio nos con contó que la había hecho él y su hermano con ayuda de su padre, que no vivía con ellos porque había conseguido un trabajo mejor en Canadá. "Y pronto nos vendrá a buscar", nos dijeron no se si Patricio o Fede como si dijeran que esperaban la llegada del mesías salvador. O tal vez sea un pensamiento de ahora evocando a Mati, a quien si seguí viendo hasta por ahi nomas hasta perdernos del todo, y yo pienso ahora que por ahi Mati fue el que dijo eso y tal vez hubo dicho: y pronto se irán. Me queda en la laguna esa frase que pudo haber dicho cualquiera, pero cuan importante fue que la recuerdo.  El tema está en no olvidar mas que en recordar. Habremos ido a ese cumpleaños. El padre de los chicos terminó viniendo y nunca mas supimos de ellos, yo por lo menos. 

La primera vez que lo vi fue en el Natatorio 2000. Yo iba todos los lunes a la mañana. Y un dia lo vi venir con un grupo de gente grande. Inmediatamente lo reconocí por su barba blanca. Se ubicó lejos del grupo con un flots flota y ahi se mantuvo un rato largo como si estuviera meditando. Me acerqué a hablarle porque sabía que el le hablaría a un chico -ya estaba bastante grande yo- y nos pusimos a conversar. No se por qué mierda le pregunté por qué escribía cosas para niños y creo que me contestó que en realidad sentía qur nunca había dejado de serlo. Después me contó de los trabajos que había tenido y como habia vivido la separación de sus padres. Recuerdo que todo esto estaba pasando mientras yo flotaba y el se mantenía a flote con el flota a flota. Me dijo que escribiera si tuviera algo para decir y si no tambien. Su voz me pareció discreta y amable, una voz finita de alguien que en realidad parece que está cargando los tonos, impostandolos. 

Lo vi por ultima vez en la feria del libro de Varela y tarareaba la canción que tango hay que cantar para poder seguir creyendo en el amor una vez mas, mientras me firmaba el libro Añoro. 

Esta semana mi mamá me avisó que murió y en el partido de Defensa a la noche nos volvimos a abrazar con mi viejo despues de tanto tiempo. 

Perdón por haberte negado tantas veces Pancho Aquino, gracias por tus libros. 


Hasta la vuelta.

viernes, 14 de mayo de 2021

La matanza

Si esto fuera una película tendría que haberse partido al medio la imagen de la cámara para filmar al mismo tiempo como se estaban preparando para llegar al lugar a la hora que habían quedado en la semana llegar. El le había propuesto, casi de la misma forma que la semana anterior: querés ir al baile conmigo. Y ella le había contestado nuevamente que si de manera inmediata, sin demoras, a diferencia de como lo había hecho hacía exactamente una semana, cuando le había dicho que la esperara siete días para conocer si aceptaría o no ser su novia. Fue una semana donde Alicia había llegado al baile primero para esperarlo. Nadie tomaba bebidas alcohólicas y aun así se recordarían esas fiestas quincenales como fiestas de gente grande, o por lo menos esa era la sensación que quedaba cuando nos las contaban. Las luces eran azules y la música sonaba fuerte en el baile del Club que habían organizado para recaudar fondos, situación que nada tenía que ver con lo que pasaba ahí dentro. Se bailaba la música del momento, que era la música disco. Música, ruido, voces, movimiento. Gritos, corridas, pánico, horror. Esto fue en algún lugar de oriente; una noche ocurrió.

sábado, 8 de mayo de 2021

La batalla de Guernica

 Castillos en el aire (2019), Aves de la noche (2019) y Dependiendo del transporte público (2021). Una lectura de tres libros de poemas del poeta oriundo de la ciudad de Guernica, Dario Vicente Soto (1994). 

1) El autor

Hará una semana que fuimos a una conferencia de filosofía en la facultad de ciencias económicas de la UVA. Pero en realidad fue todo virtual asi que lo imaginamos. La exposición estaba coordinada por el profesor Samuel Cabanchik, con quien yo había cursado, y abandonado, una materia llamada Fundamentos de filosofía, una materia brutal. Aún recuerdo un compañero que me pidió por favor que le firmase por él su asistencia a clases teóricas porque él no tenía ánimos de ir a esa brutalidad de clase. Se hablaba mucho de pragmatismo, lo que entiendo hoy como la contra de la metafísica, cuestiones que me exceden. La cuestión fue que Cabanchik trajo a económicas a Richard Bernstein, un viejo de 83 años que nos habló todo el tiempo de incertidumbre y de complejidades. Según supe, luego de la charla, se dedicó a firmar ejemplares a sus fans, a fumar bártulos con Cabanchik, y fue llevado a comer a una parrilla hasta que se hiciera la hora de su otra disertación en la calle Juan. Habrá hablado el convergente de Rorty, de Wittgenstein, kantiano hasta el espinazo, sobre la incertidumbre a los estudiantes de filosofía. Qué incertidumbre puede tener un viejo de más de 80 años que viene de paseo a Buenos Aires a que le den el honoris causa y lo llevan a comer, etc. Formas filosóficas. Otros pensamientos. El pragmatismo tiene estas cosas. Es como usar el celular. Se tiene la certeza, llámesele sensación, de estar comunicados, en la movida. Se estudia. Se construye. Y se relaja. Se adentra el ser hacia lo que todos tienen que ofrecer. Y también se ganan las guerras.

Al autor parecerían poco importarle las páginas propuestas en los primeros dos libros más que su puesta en escena. Esto es, no mostrar las cartas con las que se juega. Darnos pistas.

2) El existencialismo de Dostoievski y Unamuno

Leer páginas de sendos personajes causa escombro. Tanto de Unamuno como de Dostoievski. Lo humano. Lo más que humano. Tanto en sus novelas como en las reflexiones dentro de ellas se puede extraer mucho. Y también no. Se derriban creencias y mitos y todo se pone sobre un hilo. A través de Sábato, el mejor lector de estos, la lectura realizada por el autor se puede ver en ambas obras. La propuesta del hundimiento consciente. Mucho más que eso, el compromiso mínimo con la estirpe. Con lo propio. Es como si el autor jugara, pero seriamente. Ha leído pero nos dice no haber entendido eso de ser Kafka, eso de ser Whitman. Ya se lo dijo Jacques Vaché a André Breton: “Nada mata tanto a una persona como el hecho de tener que representar un país”. Ser una persona común, resaltar mínimamente, tarde o temprano llegará el inevitable reconocimiento. La duda. La interpretación metódica. El autor se lanza al camino con estas dos propuestas. Estas dos obras. Obras filosóficas disfrazadas de poesía, donde se aprecia la prosa escrita. Las pausas. El hecho de avanzar y saber que nunca se está del todo seguro de algo. Las páginas de la incertidumbre. El azar.

3) La distopía Pop

Cuando pasó lo del día D en la segunda guerra mundial, surgía en Norteamérica lo que se conoció como el movimiento de contracultura Hippie. Los que hicieron funcionar eso a su favor tarde y temprano lo convirtieron en pop y básicamente, lo que quedó de todo eso fue metabolizado en consumo. El autor muestra este proceso a través de uno de sus mejores lectores: Marilyn Manson. Músico de escuela. Revelador de las nuevas tendencias. Supo cuajar bien lo que el pop no había visto: la oscuridad. Palabra fea, repulsiva, psicótica. La lecturas Nietzscheana condensa toda la carrera de la banda. Renovarse. En lo posible destruirse. Pero sin perder la humanidad. Tratar de ser éticos y buenos a pesar de todo. Cruzar el límite, abriendo los ojos. La larga huida del infierno.

4) Castillos en el aire y la matemática lógica: convergencias

Parece un chiste, pero presten atención. La dificultad, las formas, el camino a trazar y el camino a recorrer. Sabiendo que en cualquier momento todo puede caer. Es el pensamiento de la escuela de los positivistas manejada por Popper y su discípulo malo magnate George Soros. Bajo la sombra del círculo de Viena, crearon las bases del pensamiento de la ciencia moderna. No hay hechos, sino subrayados del narrador. En el Castillos…el autor hace esto. Comienza por el camino de la poesía y luego la disfraza de prosa. En el medio están las dudas, las certezas, las síntesis. No queda nada en claro. Pareciera decirnos, escribo. Puedo ser una máquina. Ya sabemos lo que implicó el concepto de máquina y lo que sigue siendo. Automatización, deshumanización, un largo etcétera.

5) Aves de la noche y las entrevistas de trabajo: divergencias

El autor no queda conforme con la anterior primer obra y nos regala esta otra. Y nos dice que toda esta puede ser irreal. Efímera. En el medio está la contemplación, la lucidez. La evocación a los pájaros, como en su momento fue el castillo, nos recuerda al mejor Kafka. No el de la novela, ni el del cuento Josefina…ni tampoco el de los diarios o las cartas. Los aforismos. El autor propone brevedades. Instancias mínimas. Se propone explorar un sendero poco recorrido. Brutal. El tema ronda las variaciones. Las réplicas macedonianas. Borgeanas. Los juegos que tanto entendió Aira.

6) Esenciales

Hay poema muy bueno que se oculta en ambos libros. Descifrarlo cuesta trabajo. Se trata de un enfoque lateral. Lejano. El autor nos habla todo el tiempo de esto. De lo oscuro y de lo claro. De la tensión y lo calmo. En punto medio. La importancia de la fortaleza. Y de la meditación. Esto viene de Baudelaire, pero también de Lugones. De Rubén Darío(tocayo). Neruda. Vallejo. Por nombrar algunos. Gran poetas que cantaron conectando con el pasado y la nostalgia. Tener conciencia a pesar de todo de la sinuosidad y de la paráfrasis de lo tremendo. El modo zen que le enseño don Juan Matus a Castaneda. Enfrenta el miedo con humildad, con claridad, y suéltalo. Suelta el poder. Son impecables las lecturas de Storni y Pizarnik. Y con eso el amplio abanico que se propone. Y aquí es la observación. Y la preparación del movimiento puesto en acción. 

7) Desierto y desolación

La perplejidad que proponen ambos libros por momentos es digna. Y recomendable. Lean, busque, hay luces. Chispazos. Genialidades. Destellos. Como aquellos que se dan en las ruedas y los cables de los subtes. Y de las mínimas cosas. Un semáforo al momento de cambiar. El instante en que el tráfico se detiene para que la gente circule. Los vendedores que buscan el producto que pide la persona amable. Una mujer en la parada del colectivo, fumando. Otra al lado, tapándose la nariz con su sobretodo. Un hombre en un negocio, mirando por la ventana. Un vendedor de diarios que indica estirando el brazo un lugar a un chico con un bolso. Una vieja paseando a su perro que se detiene. No todo tiene que entenderse. En una pieza alguien compone su mejor sinfonía. En el tren alguien viene leyendo un libro. Otro escucha cualquier cosa por los auriculares. Detrás de eso el sostén poético. El funcionamiento. Las personas que bajan de naves intergalácticas y desaparecen sin más.  La película es siempre la misma, hay que saberla ver.

8- Dependiendo del transporte público.

Vale recordar Zama, la gran novela de Antonio Di Benedetto para intentar comprender lo que significó el existencialismo en estas tierras. Soledad y desesperación, y en el medio la reflexión. Deudor de Laiseca, el poeta, sin miedo al rechazo por el uso del gerundio en su título, nos sorprende con un nuevo título virtual. Entonces a partir de tallar y tallar, el tercer libro del autor busca comulgar lo extenso en lo intenso. O sea busca podar, dejar la parte buena. La parte interesante. Tipo haikus, poemas que caben en la palma de la mano, aborda como un solapeo distintas variantes sobre distintos temas, al parecer el mas importante, la espera. La dependencia que eso a veces genera. 


Cualquier libro pueden pedirnoslo que se los mandamos a su mail, telefono movil. 



lunes, 26 de abril de 2021

El vaquero Stevie Ray Vaughan y sus máquinas parlantes




Escribir nuestras cosas en silencio y con humildad, diría mi buen amigo Hormigonio. Si algun dia leés esto, viejito. Tus poemas estan, creo (es una opinión personalisima) en una peligrosisima zona de confort. Ten cuidado con eso de la zona de confort! Que es un tema de las máquinas y toda esa bola.

Me hiciste recordar a traves de ese tema ya el otro dia un par de cosas. Te cuento. Cuando por fin pude pasar raspando a 5togrado (el año de 2666) mi mamá me cambiò de escuela porque en 4to habia sido un desastre y andado muy mal en inglés en la escuela bilingüe y casi repito. Reuniones. Mi mama iba. Le decian que yo estaba para el nockaut. Y ella me cagababa pedos. Yo lo unico que queria era jugar a la pelota en la calle. Repetir eso todos los dias. Despues en la facu me acostumbré a eso y me di cuenta de que puede ser una eterna alegria ser un repetidor constante. Te acorsas poeta chileno que en una parte lo dice. Bueno, entrar a la nueva escuela fue algo re loco. Caras nuevas. Hasta olores nuevos. O tal vez viejos pensandolo desde ahora, seguramente te acordás que en la escuela los primeros dias hay como un olor particular que se sabe que te vas a encontrar con ese olor y lo recordas año a año, un olor como a cosas nuevas a papel nuevo a cartucheras o la ropa no sé? Todo el tema del olor gracias a Dios hoy lo hemos olvidado para olernos nuestro propio aliento con el uso legal y obligatorio del tapabocas. Recuerdo que en la nueva escuela me costó adaptarme mucho el primer año, pero lo que si, anduve re bien en ingles. El segundo año en la escuela recien fui digamos reconocido. En sentido de llegar el primer dia y que te saluden con un: hola que haces gil. Hasta ahi nomas. Bueno, un dia ese tema de Flema que pasaste ayer lo comenzó a cantar Alejo, que me habia sorprendido  porque todos eran amigos de Alejo y porque Alejo escuchaba musica y traia su guitarra a la clase de musica y la guitarra era mas grande que el y yo ni bola a todo eso. Y todos bailaban folklore y se reunian en sus casas a hacer la tarea y hasta lloraban cuando un profesor decia que se iba y como que me parecian todos seres recien llegados de un planeta desconocido.Y ese año tambien tuvimos un compañero nuevo que en realidad conociamos porque era de la tarde: Alejo. Me acuerdo que yo queria adaptarme mas porque no estaba integrado al grupo, era mi segundo año y a la vez yo pensaba en el futbol y como que esa etapa preadolescente como que la saltié. Y a este Alejo lo amaban. Venia del turno tarde. Era como un conocido que vuelve despues de un largo viaje. O alguien que se pasa de bando y es bien recibido y no como un traidor tan de modo ahora. O como ese amigo que sabes que está del otro lado en un pensamiento politico y deserias que esté de tu lado pero como no lo aceptás igual y compartis. Como que Alejo tenia la experiencia de la tarde y nos la trasmitia a los de la mañana.  A Alejo lo hacian salir del aula cuando venia el profe de catequesis porque era judío. Fue la primera vez que conocí a alguien que era judío. Me acuerdo ese dia que cantaba y todos escuchaban ese tema: "...Brindo por estar hoy con mis amigos..." y Alejo lo tocaba a cada rato con la guitarra en los recreos o mientras esperabamos a que llegue la profe, porque a partir de ahi creo que fue que la profe nos dijo que comenzaramos a decirle profe en vez de seño. Y lo mas bueno fue que el grupo me dejaba estar ahi. Alejo no era un chico asi atractivo ni fuerte asi masculino sino que era muy flaquito y muy chiquitito. Y a nadie le sorprendiò que ese año fuera el primero en tener una novia asi oficial. A mi si. Con una chica de la tarde que estaba bien buenisima y desarrolada llamada Aldana que vi hace mil años en una panaderia ya grandes los dos y Aldana ya tenia una hija y habia dejado el colegio y estaba con otro chabon que no si tampoco era el padre de la hija. Un quilombo. Nada que ver pero en un momento de ese dia que ella habia ido a comprar un sachet de leche y yo pan y chipa, le dije: 

-Te acordas que alejo era de velez. Y ella me corrigió: es de velez. Como si yo le hubiese insinuado que para ella Alejo estaba muerto. Yo no sabia en ese tiempo que habia que cuidar los tiempos para los oidos sensibles. Una cosa que tal vez comprendí apenas nomas de la literatura. Un dia jugamos al futbol en un parque contra los de la tarde y anduve bien y Alejo me lo reconoció. Y ahi fue que nos hicimos buenos conocidos. Cuestión: Alejo terminò saliendo y todavia sale por lo que se, porque nos volvimos a cruzar en la secundaria, y nos saludabamos con efusion, pero hasta ahi nomas, con la que era para esa epoca de pebetas, la mejor amiga de Aldana, una chica llamada Veronica, con pequitas en la cara, que a mi me gustaba y yo creia que a ella yo le gustaba y cada vez que nos veiamos en alguna excursion con los de la tarde nos saludabamos. Todo eso quedò atrás obviamente.

Formar fila. Y la mancha cocodrilo. Con todo esto de las nuevas restricciones, lo que pasa en Constitucion lo confirmó. Si te gustó la escuela te encantarà el trabajo, las reglas, las conspiraciones, etc. 

Las máquinas vienen por nosotros viejo.