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miércoles, 19 de mayo de 2021

Pancho Aquino

 La primera vez que escuché su nombre fue por un compañero llamado Fede Kell que me dijo: está ahí en esa mesa. Curiosa historia la de Fede, de pasar a ser el hazmereir de la escuela a ser capitan de una nave en Canadá y manejar a la perfección inglés y francés. Me acuerdo que una vez, antes de ir a un cumpleaños, mi mamá me llevó  a su casa y cuando llegué estaban Mati, el mejor amigo de Fede, y Patricio, el hermano de Fede. Tendríamos 11 años. Cuestión, algo que nunca conté, el hermano nos mostró un prototipo de un tren en una maqueta, hecho a escala, con motor y cables y montañas asi como en la película de Stuart Little o Una noche en el museo. Patricio nos con contó que la había hecho él y su hermano con ayuda de su padre, que no vivía con ellos porque había conseguido un trabajo mejor en Canadá. "Y pronto nos vendrá a buscar", nos dijeron no se si Patricio o Fede como si dijeran que esperaban la llegada del mesías salvador. O tal vez sea un pensamiento de ahora evocando a Mati, a quien si seguí viendo hasta por ahi nomas hasta perdernos del todo, y yo pienso ahora que por ahi Mati fue el que dijo eso y tal vez hubo dicho: y pronto se irán. Me queda en la laguna esa frase que pudo haber dicho cualquiera, pero cuan importante fue que la recuerdo.  El tema está en no olvidar mas que en recordar. Habremos ido a ese cumpleaños. El padre de los chicos terminó viniendo y nunca mas supimos de ellos, yo por lo menos. 

La primera vez que lo vi fue en el Natatorio 2000. Yo iba todos los lunes a la mañana. Y un dia lo vi venir con un grupo de gente grande. Inmediatamente lo reconocí por su barba blanca. Se ubicó lejos del grupo con un flots flota y ahi se mantuvo un rato largo como si estuviera meditando. Me acerqué a hablarle porque sabía que el le hablaría a un chico -ya estaba bastante grande yo- y nos pusimos a conversar. No se por qué mierda le pregunté por qué escribía cosas para niños y creo que me contestó que en realidad sentía qur nunca había dejado de serlo. Después me contó de los trabajos que había tenido y como habia vivido la separación de sus padres. Recuerdo que todo esto estaba pasando mientras yo flotaba y el se mantenía a flote con el flota a flota. Me dijo que escribiera si tuviera algo para decir y si no tambien. Su voz me pareció discreta y amable, una voz finita de alguien que en realidad parece que está cargando los tonos, impostandolos. 

Lo vi por ultima vez en la feria del libro de Varela y tarareaba la canción que tango hay que cantar para poder seguir creyendo en el amor una vez mas, mientras me firmaba el libro Añoro. 

Esta semana mi mamá me avisó que murió y en el partido de Defensa a la noche nos volvimos a abrazar con mi viejo despues de tanto tiempo. 

Perdón por haberte negado tantas veces Pancho Aquino, gracias por tus libros. 


Hasta la vuelta.

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